lunes, 21 de enero de 2013

Insólito y extraño: él.

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Una noche agitada de dolor, mi alma terrenal sucumbió a los deseos de una canción invernal en la que frías notas musicales acampaban lentamente al compás de una voz que iba desvaneciéndose lentamente ante las puertas de Morfeo.

Curioso y oscuro pero a la vez dulce sonido, fue el que penetró por todo mí ser. Nunca sabré el cómo ni el porqué, solo sé que algo me decía que en ese misterioso mundo encontraría al ser que sería el futuro guardián de mi destino.
Esta imagen no me pertenece
Cuanto más me adentraba en esa dulce pesadilla, más desesperado se encontraba mi corazón. Inquietantes latidos aullaban hacia mi alma, mientras el tiempo, que ahora formaba parte de mí ser, dormía para hacerme olvidar.
Sé que me prometí a mi misma alcanzar el sol, pero ¿será eso posible?, ¿podría ocurrir a pesar de todos mis pecados? Innumerables cuestiones surgían en mi interior, y casi sin pensarlo, me encontraba caminando de nuevo por el sendero de mi destino.
Mi mirada reflejaba una triste agonía que sin saber cómo, amenazaba con romper los límites de esta caída irrealidad. De pronto, ahí se encontraba él, un perfecto joven de cabellos tan oscuros como la noche y de ojos tan grises como la luna,  lanzando hermosos sueños hacia mí ser.

-        --  ¿Sería ese el joven guardián que atesora mi destino? – pregunté para mis adentros

Mientras caminaba hacia él, un pequeño deseo susurraba que pronto llegarían las manos de aquel lindo chico que había lanzado innumerables espejismos hacia mi ser, sin embargo, el nigromante sueño con semblante severo, anunció que esta vez sería diferente.
Esta imagen no me pertenece
De repente, la eterna noche comenzó a abrirse paso dando lugar a un cielo teñido de rojo. Llamaradas de dolor caían cual suaves plumas en el aire, y mientras la sangre había comenzado a caer suavemente, el misterioso emisario entonó una danza al son del dolor terrenal.
Jamás podré  olvidar como esa tenebrosa y dulce sonrisa me había atrapado por completo, pareciera que me había embrujado el atractivo que el aura de aquel chico misterioso y sombrío poseía, más aún, pareciera que mi cuerpo estaba pidiendo a gritos más de él, de ese mundo que él mismo me había abierto y que ahora, sin saber cómo, había cortado el viento, silenciado a los mares y dormido hasta las estrellas con su sonrisa infernal.
Cuando el joven emisario me contempló por vez primera, sentí latir tan fuerte mi corazón que el mundo que ahora caía bajo mis pies, carecía de importancia. Poco a poco, el chico misterioso se fue acercando a mí. Tenía un andar tranquilo y despreocupado y su mirada era fría pero segura.

-         -  Es hora de despertar – susurró con malicia. 

De pronto, me vi envuelta en la más turbulenta de las oscuridades cayendo en lo más profundo de las más temibles pesadillas halladas en mi corazón. Azotada por una intranquila ola de calor, desperté agitada de esa noche en la que todo me pareciere hermoso.

Esta imagen no me pertenece
-         -  Solo ha sido un sueño – mascullé para mis adentros. – Solo un simple sueño. –

Sin embargo, mi alma me decía que era mucho más que eso, pues ese joven de enturbiada sonrisa había clavado en mí ser, emociones que jamás soñé creer. 

Varias fueron las noches en las que intenté volver a ver a ese joven despreocupado, sin embargo, jamás lo encontré. Mi alma dolorida, aún recordaba esa pícara sonrisa que ardía despreocupada alrededor de las llamas del cielo, pero debo de decirte amiga mía, que jamás pensé en aumentar esta tranquilidad tan tenebrosa, jamás pensé en atormentar esa profunda soledad y reprimir ese dulce deseo pero, mi querida amiga, debes saber que el chico al que amo es quien esconde mi oscuro y quebradizo corazón,  y afortunadamente, se ha envuelto de una ilusión para no ser dañado por un ser como yo.