Como cada mañana, tu dulce recuerdo permanece grabado a fuego
en mi habitación, pues todo en ella se encuentra cubierto por ese dulce aroma
que siempre te envuelve y que de alguna forma perdura entre mis sábanas.
Esta imagen no me pertenece |
Dicen que te has convertido en esa ilusión que trato de
escribir en un papel, pero sé que en el surrealismo de la noche, el destino se
nos presentó con un color ausente, siempre unidos por miradas tristes que se
encontraban perdidas en una historia en la que la música comenzó a sonar a
través de nuestros latidos.
Ahora, con un tenue susurro, grito junto a tu persona aquellas
palabras que me fueron prohibidas, ignoradas y al tiempo desconocidas pero que
siempre sonaron reales y deslumbrantes en tu persona.
Aunque sé que no hay vuelta atrás te juro compañero mío, que
nuestras noches durarán para siempre, pues te has convertido en el encantador de mis sueños mostrándote indomable,
rebelde, apasionado, sediento, despreocupado pero siempre tan vacío.
Ya no llores mi pequeña amiga, no te lamentes pues ya nada
puede acabar con esta realidad.
Esta imagen no me pertenece |
¿Lo puedes sentir? De nuevo vuelvo a nacer y es en cada uno
de mis tormentos cuando la electricidad de esos momentos recorre junto a él,
las curvas de mis sentidos descubriendo de ese modo lugares inhóspitos de mí
ser.
De nuevo vuelvo a sonreír.
Mis agonías se han convertidos en dulces oportunidades en las
que mi alma, hoy fuera de pecado, me corrompen volviéndome indómita, rebelde,
sedienta, despreocupada e independiente pudiendo sentir junto a su persona que el
mundo que me envuelve se encuentra lleno de emociones.